miércoles, 7 de enero de 2009

VUELTA AL COLE

Da mucha rabia. Pero mucha. Mis hijos vuelven al cole con una alegría que mata. Y qué quereis que os diga. Me muero de rabia. Porque uno durante las vacaciones se vacía para que se lo pasen cómo enanos, para que disfruten, pero dada la alegría con la que han vuelto al cole, ya se ve que el cole aún puede más que la casa.

Igual de rabia da que al salir de casa de los Itos, la Petarda se ponga a llorar como una magdalena diciendo: "¿Y cuando vamos a volver a casa de los Itos?". Este lloro da menos rabia, ya que es lógico que después de pasárselo pipa con los primos y con los Itos, Itos, quieran repetir. Hoy el Rubiales a la salida del cole preguntaba: "¿ahora vamos a la Valencia?". Y uno sale del paso como puede.

La Petarda se ha ido al cole corriendo desde el cole como siempre, recordándome que le lleve a la salida su teléfono móvil nuevo. Y un besito y tan contenta. Aquí todo se disimula un poco más porque en ese cole no llora nadie a la entrada.

Pero en el cole del Rubiales todo era un mar de lágrimas. Todos los niños llorando. Y el Rubiales me da un beso y me dice: "adiós papá, a trabajar". Y yo que quería protagonizar la típica escena de padre que consuela a su hijo que le quiere mucho y le da un abrazo, y otras cosas que veo hacer a los padres normales, me toca irme con un palmo de narices, reñido por mi hijo de dos años, porque tengo que irme a trabajar.

Pero en el fondo da paz y alegría, ver que se lo pasan tan bien y que están tan a gusto en el cole. Aunque un poco de rabia -ya digo - sí que da.

P.S. Mañana si me acuerdo contaré lo último de los Hobbits con el móvil de la abuelita, que no tiene desperdicio.

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