domingo, 9 de noviembre de 2008

LOS INVASORES

El domingo ha sido tranquilo, hasta la llegada de los invasores. Todo funcionaba con arreglo al plan preestablecido. Todo salvo el grafiti del Rubiales en nuestra cama (en la sábana blanca para que se note más) con un pilott. Pero con ese loco en casa, hasta eso entraba en los planes dominicales.

Ya digo. Era normal hasta que la Parra ha dicho: "la Petarda se rasca mucho la cabeza". Con esa sencilla frase, sin ánimo de ofender ni de incomodar a nadie, sino dicha desde el corazón, se ha montado un pollo en casa que pa que contar. Pero vamos por partes.

La Parra mira a la Petarda. La frase es una realidad. Tiene invasores en el pelo. A mí me empieza a picar todo. "¿Y que hacemos?" me dice. Aparezco con la máquina de rapar la cabeza. "Ataquemos la raiz" Le digo. "Tú y tu máquina como os acerqueis a mi niña os vais de casa". La idea a sido desechada por mayoría.

Iniciamos la búsqueda manual de los invasores por el pelo. Pelo a pelo. La Petarda va diciendo: "¡Dejadme en paz!". El Rubiales se solidariza: "¡Dejadla en paz!". La búsqueda va teniendo éxito. Pero a todos nos pica la cabeza. Conforme vamos teniendo más exito nos va picando más. La Parra para animar el cotarro, va diciendo frases tipo: "ahora deben estar saltando por la cama buscando otra cabeza" o "es que esto me da un asco" o "que asco es asquerso", por lo que la psicosis de ser una familia ya debajo del puente antes de que el del banco te tire, va cogiendo cuerpo a pasos agigantados.

Revisión a la Ro. Sólo tiene un invasor. Es más grande que su cabeza. Tiene pelotas el tontolava ese, mira que ir a esconderse en una cabeza con tres pelos.

Revisión al Rubiales. Limpio. No creo que exista un invasor capaz de meterse en esa cabeza y seguir vivo. Es que no aguantan ni de coña. La creencia se torna en realidad. Con el Rubiales no se han atrevido.

Revisión del Parramancho. Limpio. ufffffffffffffffff! Respiro tranquilo. Reviso a la Parra, pero como es peor que su hija y no para quieta no hay quien busque nada. Lo haré en otro momento.

"¿que hacemos con la Petarda?" Le digo. "Podemos hacer lo que hacía mi madre con nosotras". Me quedo un poco parado. Pero ella sigue viva y parece que razona bien -pienso - osea que mucho mal no le ha hecho. "Vale, como no sabemos otra cosa, lo hacemos" Le digo.

Es evidente que públicamente no diremos el remedio, no sea que sea una burrada y acabemos perdiendo la custodia, o que nos llamen incoscientes o yo que sé, así que ahí queda eso.

Era un domingo tranquilo hasta que llegaron los invasores...

Y ahora entre nosotros, ¿cuantas veces os habeis rascado el pelo mientras leiais esto?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo un grano infectado en la nuca que duele que te giñas. Así resulta imposible pensar en rascarse nada.