sábado, 15 de noviembre de 2008

EL HAPPY MEAL ESE

Cuando uno se levanta un sábado, con mucho trabajo por delante el lunes sabe que tiene una cosa importante que hacer: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡la compra semanal!!!!!!!!!!!. Porque si uno no hace la compra ese sábado, corre el riesgo de no dar de cenar a los nanos, no usar detergente en la lavadora y.... iba a hablar del lavaplatos, pero ha fallecido. Ya no funciona.

Cuando uno tiene que hacer la compra con la tropa puesta y encima no hay lavaplatos, la idea de comer fuera gana enteros cada minuto que pasa.

Cuando la Parra se levanta con una plancha en la cabeza (os tengo que hablar de la plancha de la Parra cuando se levanta) y todos estos condiconantes en su mente, la orden es clara: "comemos en macdonals".

Las comidas en macdonals son ensayo y error. Hemos ensayado muchas veces y nos hemos equivocado siempre. La última vez la comida acabó con el Rubiales vomitando en el suelo del susodicho establecimiento y yo comiendo lo del Rubiales, lo de la Petarda, lo de la Parra y lo mio que era extra, extra, extra grande.

La primera fase que hay que superar en ese establecimiento es ser capaz de pedir las cosas que quieres y que lo que pidas coincida: "me pone un macnuggets, con dos superwoper y tres macfundiscalundis". Tu querías una hamburguesa, una cocacola y unas patatas fritas grandes. Te sirven -según lo que has pedido -unas alitas de pollo, un juguete que se mueve sólo y unas patatas grandes y raras que no son tus patatas fritas. O luego las distintas posibilidades sobre un mismo objeto: " quiere la ensalada con salsa, con peperoni, con macruflites, con mono bailando, que se coma sola" y tu gritas: ¡¡¡¡¡que quiero patatas fritas, de las de siempre y con sal corcho!!!!!". Es evidente que la Parra tiene como tarea pedir en un establecimiento de este tipo. Yo me pierdo.

Pero hoy no me pillan desprevenido. Conocedor del percal, hoy me he pedido una cocacola y unas patatas fritas. Lo demás me vendría dado. Y no ha fallado. Las patatas de ámbos, media hamburguesa, unos nosecomosellama que en realidad es pollo frito y unas pocas patatas de la Parra. Servido. Barato. A los enanos del happy meal ese lo que les gusta en realidad son los juguetes que regalan, y se alimentan de eso. Y de ser un lugar donde hacer el animal no está muy mal visto del todo.

La que no ha disfrutado mucho ha sido la Ro, que tiene 38,5 pensamos que de las secuelas del día de ayer. Quizá se me olvidó mencionar que tuvimos que ir andando al solar a fotografiar, que en el solar había una nave de 800 m2 encima que nadie nos había dicho que existía, que Chichi dejó jugar a medio día con el termostato de la calefacción y la dejó puesta a 26,5 grados. Quizá fue un cúmulo de todas estas cosas. Quizá fue que esta niña no puede vivir sin su Parra.

Pero aún queda la noche. Y con Ro enferma. La Parra a ejercer de madre sufrida y yo durmiendo en el sofá.

Y mañana rollete social en el cole. ufff!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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