lunes, 1 de diciembre de 2008

UN CURASAN PRINCIPESCO

Primero: llamemos curasán al croissant de toda la vida. Pero como uno es de Rojales lo de curasán me mola más.

Los Parramanchos recorremos la Provincia. Es ya de todos conocido. Pero lo que no sabeis es que tengo establecido el Primer Concurso Mundial de Curasanes. Los participantes son todos los panaderos del mundo que a la hora que yo paso por delante están abiertos. Y hay un ranquing y cuando cumpla 80 años o pese 150 kilos decidiré quién gana. La Parra sólo participa de los que considero que pueden merecer el premio. Este concurso le da un poco de sabor a nuestros viajecitos.

Total que hoy hemos acabado en Elda. Y después de la visita hemos entrado en una pastelería de Pitiminí. La idea de entrar ha sido de la Parra, que le ha llamado la atención el diseño (pero no sólo del diseño vive el hombre, oiga). Y allí estaba el curasán mirándome, diciéndome, "ven, cógeme, muérdeme". Y no soy de hierro y tengo mis debilidades. "Me pone uno, por favor". Le digo a la dependienta de diseño. Y me lo pone. Y me lo cobra: "son 1,60 euros". "¡¡¡Cáspita!!!" claro, en un sitio así es lo más fuerte que se puede decir. "¿Me lo repita?". "Sí, sí, 1,60 euros". Pago ya resignado, sabedor que el maldito curasán me va a sentar como un torpedo. Ya me estoy imaginando la bronca de la Parra a la salida: "Serás tarugo?. ¿Cómo se te ocurre comprar en un sitio así?. Es un lugar de mirame mucho y no me toques, pedazo de chorlito", y yo bajando la cabeza y haciéndome pequenito. Muy pequenito. Pero la barriga hace glu - glu y superaré la tormenta.

Agarro mi curasán, lo pruebo, lo mastico con cuidado y le doy a probar a la Parra a la par que digo: "¡¡está buenísimo!!". La Parra lo muerde con cara de "ya puede estar bueno burro, cada mordisco son 0,40 céntimos". Y es que encima su tamaño no acompañaba al precio, más bien era de tamaño medio - bajo.

Nos vamos a tomar un cafe. Y tan impactados estamos con el precio, que le preguntamos a la camarera por la pastelería. La camarera me mira con cara de "pobrecito, éste es más de pueblo que las alpargatas" y nos dice: "No sois de aquí, ¿verdad?". Movimiento de cabeza para dar a entender que no. " Son los que le hicieron la tarta de boda a los Príncipes, y lo hacen valer. Tienen mucha fama de buenos chocolateros". Y el rapapolvo que ha metido la Parra se diluye un poco.

En el fondo me he tomado un curasán principesco. No ganará el concurso, pero he comido comida de príncipes. Y se me ha quedado cara de tontito...

1 comentario:

Lisa dijo...

corroboro lo de la cara de tontito.