Y es que hemos tenido una noche emocionante. El Rubiales sobreviviendo entre lloro y lloro, entre la sala de estar y su cama. La Petarda gritando un gemido tipo "mmmmmmmmmmmm, me duele", y Ro, ajena a todo, durmiendo como una bendita. A las 2,00 (también de la madrugada), la sala de estar de esta santa casa parecia que eran las 7 de la tarde. El Rubiales acelerado intentando tapar a la Parra (tumbada en un sillón) y a la Petarda (tumbada en otro sillón con su clásico "mmmmmmmmmmm"). Y como ya no tenía sitio, yo en la alfombra aguantando las ocurrencias del Rubiales.
Pero como a las 8,40 no tenía fiebre, se ha ido al cole, a pesar de las protestas de la Petarda. La llamadita de su cole ha llegado a las 17,00 horas. Isa me llama y me dice: "es que tiene fiebre. No lo parece, pero tiene 38,7. ¿qué hago?". "lo que te parezca, le contesto". Y cuando llego, efectivamente estaba corriendo, saltando y jugando, eso sí con 38 de fiebre. Cosas de los locos.
Y hoy nos hemos ido a Onil (famosa por la muñeca de famosa, valga la redundancia). Nada que decir, ya que se nos han congelado hasta las ideas.
p.s. He recibido llamadita de teléfono a cuenta de lo que pienso de las navidades (escrito ayer). No es nada contra nadie, sino que recorrer muchos Kmts da cierta pereza. Qué le vamos a hacer, débil que es uno.
p.s.2. ¿Que por qué me pica? Porque le hago las curas a la Petarda y claro....
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