Aún recuerdo la vez que nos entraron a robar. Debía ser la vez número cuatro. El caco dejó puesto el pasador para poder trabajar con más tranquilidad. Y la Ita llegó y creyó que yo estaba dentro enfermo y desmayado y gritaba mi nombre. Y abrieron la puerta. Yo estaba por ahí de paseo. Y la Ita se llevó un susto de muerte. Pero salimos adelante. Siempre salimos adelante. Como pudisteis y como supisteis, pero con mucha alegría, y dándonos muy buen ejemplo.
Porque claro, ser padres de cuatro tipos como nosotros, como vuestros hijos, debió ser muy fácil (je, je). Nunca rompimos un plato, no nos salimos de nuestro sito, fuimos serios y responsables... unas joyas. Aún hoy de cuando en cuando, salen a flote los amores de mi madre (y mi padre por supuesto, tanto monta monta tanto el Ito como la Ita), con una llamada: "¿cómo estás?" con cierto tonito de rintintín. Eso significa que hace tiempo que no llamamos. Y no le falta razón. Y eso que no pueden pensar en el abandono, porque Champú siempre está ahí para recordarnos que están los Itos.
Pero es una fecha para dar las gracias. Gracias Itos por todo. Y por nada. Que nada es todo y todo es nada. Y a disfrutarlo mucho y bien, que os lo mereceis.
Y como regalo os pongo la foto del domingo en la Torre a punto de salir con los vehículos no motorizados. A la bici de Champú le falta una visita del Ito para que se la regule.
Y por hoy nada más. Que paseis todos un buen día. Hasta mañana.
1 comentario:
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