El caso es que el viaje a Benicarló le ha sentado al Rubiales muy bien. Tan bien, tan bien, que se puede decir que está totalmente curado. Sus evacuaciones son normales, después de ayer no hacer ninguna. Está feliz, se lo pasó como un enano y disfrutó. Cuando nos planteábamos si ir o no, le logré convencer a la Parra diciendo: "mira vamos, y si está mal pues que le aguante su abuela, que para eso vamos". Pero ha habido suerte y la arriesgada apuesta ha salido redonda.
La Petarda qué voy a contar. Cada vez que está con algun primo o prima, con los tios es feliz. Se lo pasa en grande. Disfruta como una enana que és.
¿Y Ro? Todo el viaje llorando. Todo el tiempo llorando. Pensábamos que tenía otitis. Pero o al llegar a la Cabaña se le ha curado milagrosamente, o sufre el mal Parramanchil de mis hijos. Es un mal que va de los 6 meses al año y medio, casi los dos años y consiste en llorar en general cada vez que salen de casa a casa de otros. Le pasó a la Petarda, le pasó al Rubiales y ahora le pasa a Ro.
Y hoy nos hemos dedicado a descansar de la paliza de ayer. Todo tranquilo, han venido los Castelló a traernos frutas y gominolas y la Parra tiene unas anginas de aquí te espero. Paciencia.
Hoy pongo dos fotos, una de ayer, del cumple, y otra de hoy de cuando los enanos y yo nos hemos ido a Misa. Observese que a Misa vamos una auténtica legión, pues somos la Petarda, el Rubiales, Ro, Pepe (el que lleva el Rubiales) y Titas (la que lleva la Petarda).
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