domingo, 22 de febrero de 2009

DEPOSICIONES SANTAS

El título de la Parramanchada de hoy es de esos que uno tiene que pensar mucho: porque claro, no puedes poner "cacas santas", ya que los santos y las cacas no se suelen ver juntos muy a menudo (a pesar de que los santos defecaban seguro, salvo milagro probado); tampoco puedes poner "Mis hijos se cagan en Misa y no veas lo que tufa", porque aunque sea un título hiperrealista, muy ajustado a la realidad, no es plan titular un escrito como éste diciendo que tus hijos son unos cagones (en realidad como todos los hijos, digo yo), sobre todo porque el resto de los padres no lo van pregonando por el ciber espacio.

Pero la realidad es que mi hijo el Rubiales y desde hoy Ro, han decidido hacer sus necesidades en la Casa de Dios. Más exactamente en sus respectivos pañales, pero estando los portadores dentro de la Iglesia. Tanto me trauma el tema que tengo realizado un estudio exhautivo al respecto del que os voy a hacer partícipes, por si se da el caso. Y si no se da el caso, pues pasais el rato.

Tú en realidad no puedes cambiar el hecho en sí. Bueno puedes cambiarte de hora de Misa, pero es muy trastornante, aunque si el asunto sigue así, no tendremos otro remedio. Pero asumido que la defecación va a producirse, es mejor ¿pronto o tarde?. Me explico: las dulces deposiciones infantiles tienen en común el olor insoportable que van dejando por su zona de influencia. la zona de influencia viene a ser, -en su media normal- de dos bancos por delante y hasta el fondo de la Parroquia si te ubicas en el último banco de la misma. Pero dicho "aroma" en su pico más alto se produce entre el primer minuto y los seis siguientes, dejando posteriormente un simple recordatorio a los progenitores que viene a ser un olor tipo: "eh papi acuerdate que mi caca sigue aquí".

Bien. después de explicar el suceso en sí y sus consecuencias y teniendo en cuenta que mis hijos me acompañan normalmente a Comulgar, he llegado a la conclusión que la deposición ideal es aquella que se produce después del Ofertorio y antes de la Consagración. Todo acontecimiento escatológico que se produce fuera de este arco, conlleva desastre seguro y malestar olfativo general. Pero la situación peor de las peores es aquella que se produce antes del Evangelio, ya que te obliga al cambio de pañal perdiendo todo tipo de posibilidades de estar en una Misa normal.

Y por qué no lo cambias siempre y ya está: porque estoy asistiendo a Misa sólo con los tres enanos y mover la posición ganada con esfuerzo desde 15 minutos antes es perder la Misa entera. pero estas cosas pasan. sobre todo con niños y en una Parroquia donde por no tener no hay ni cuartos de baño. Todo se andará. esperemos que el ciclo biológico del Rubiales y de ro se torne a una hora más normal.

Y mañana lunes. Como diría Carlos Herrera, ¡¡¡Menos mal que es lunes y niños al cole y papas a trabajar!!!

P.S. Ya han salido todos los rabiosos que estaban esperando que el Barsa perdiera un partido. Y más que va a perder, teniendo en cuenta que es el único que juega las tres competiciones y que es imposible que gane siempre y todos los partidos. Pero paciencia. como dice San Pep, aún no hemos ganado nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es un tema difícil el que planeas. Supongo que como progenitores esos olores excreménticos os recordarán a rosas, pero pensareis que para el resto de feligreses esos dos bancos por delante y otros dos por detrás supondrán una auténtica tortura y un motivo para odiaros. Yo creo que no hay de que avergonzarse. Estoy seguro de que el resto de feligreses son gente santa y lo ofrecen con alegría, por vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos, y así. Además, aunque les moleste, tienen que aprender a ser más tolerantes con los gritos de un niño o sus cacas, conscientes de que es el olor del futuro. Nos estamos acostumbrando a una sociedad sin infantes, y no tiene por qué ser.
En fin, en misa he llegado a vivir situaciones bastante peores. Sin duda la peor fue una vez que estaba con alguien del Betis en una parroquia en Alemania, al tío no le gustó la homilía y, en pleno sermón, se levantó, señaló al cura con el dedo y gritó "Hipooooocrita, cierra el pico!!!!!!". El del Betis se fue, y yo me quedé ahí rojo como un tomate.

Anónimo dijo...

En fin, una precisión sobre mi comentario de ayer:
hoy por hoy tengo que reconocer que aquella homilía era para seguirla comiendo palomitas de maiz.