martes, 10 de febrero de 2009

GUERRA DE TRINCHERAS

Hoy hemos inicado una guerra de trincheras. La guerra ha empezado porque el Rubiales, Ro y yo estábamos jugando a correr y nos aburríamos un poco. La Petarda y al Parra estaban dibujando en la mesa. Y claro, se me ha ocurrido que podíamos fastidiarles un poco lanzándoles pelotas desde detrás del sillón. Hemos empezado muy poco a poco, mientras Ro le hacía pam - pam a la Parra y el asunto ha seguido con la deserción de la Petarda de las filas de las chicas, se ha unido a nuestro equipo y era todos contra la Parra. Y las pelotas iban y venian de aquí para allá, mientras los enanos hacían incursiones a los pies de su madre para hacerle cosquillas. Muy divertido y muy agotador. Hemos seguido a pies juntillas el principio que dice, que para que los niños se duerman hay que hacer a última hora actividades no muy movidas para que se duerman. Todo por que no vean la tele. Y lo hemos vuelto a lograr.

Del trabajo poco que contar, salvo que nos hemos ido a Torrevieja, pero no puedo contar nada ya que ha subido la Parra mientras yo me quedaba con Ro jugando en la calle, porque hay poco trabajo y encima a deshoras. Pero hay que reconocer que Ro lo agradece, ya que cada vez que alguien sale a la calle le entra una llorera de aquí te espero porque ella no sale. Y es que tiene un geniecillo, que ya toca domarlo.

Por segundo día consecutivo la Petarda ha sido la más rápida en desayunar y se pone de contenta que no cabe en sí misma. Y encima tiene la desfachatez de darle lecciones a su hermano. Y es que el Rubiales sigue comiendose las paredes si le dejas, que tiene un hambre. Hoy se ha bebido otro medio litro de leche para desayunar y ya hemos decidido comprar una vaca que nos va a salir más rentable.

Y seguimos con la fotos del fin de semana. La primera es para que entandais porque Ro está pasando a ser la loca y la otra es de mi ahijada Maricaracter, para que veais que en su hábitat natural también sabe sonreir. La foto es del parque de atracciones que los Reyes Magos les dejaron en la terraza (unos con tanto espacio y otros tan poco, ¡¡qué injusta es la vida!!)

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