LOS PLOMEZ

Hoy han estado la madrina de Ronron y marido. Visita encantadora, de las que dan gusto. Lo enanos han disfrutado y nosotros también. Por desgracia la visita se ha torcido a las 19,00 cuando han aparecido los Plomez. Los Plomez son los exvecinos (ex porque desde el lunes que viene ya no lo son) y son los Plomez en honor a los personajes del mismo nombre que aparecen en Zipi y Zape.

Los Plomez han conseguido en primer lugar que los Marios abandonaran el barco. Y con muy buen criterio, han dicho "este marrón les corresponde a ellos" y nos han roto la tarde tan buena que estabamos teniendo y se han tenido que ir. Es lo que tiene la buena educación.

Los Plomez han aparecido después de una llamada 5 minutos antes diciendo: "vamos a veros" en el más puro estilo Plomez. Hemos pedido auxilio a los Marios para ver si se sentían cohibidos y al ver que teníamos visita no entraban. La Parra - que para eso tiene mucho estilo - les ha abierto la puerta recibiendoles sin cederles la entrada. Pero la hija -seguramente aleccionada por los padres - se ha colado por un hueco y ha entrado y ya se han hecho fuertes en la plaza.

Hemos intentado todo lo que dispone el manual anti-visitas desagradables que hay que hacer: hemos puesto el pijama a los niños. Les hemos dado la cena. Los hemos metido en la cama. Todo regado con la frase - dicha muy alta - de la Parra: "es que a estas horas ya no puedo con mi alma". Pero oye, como si oyeran llover. Ni caso. Ellos a lo suyo, que ya tenían preestablecido a que hora se iban a ir y no ha habido manera. Y encima la hija dando por sac..., porque un menor de 3 años a partir de las 9,30 ya no hace ninguna gracia: da por saco. Y lo siento por ella que no tiene la culpa de nada.

Y cuando ha llegado la hora que tenían decidido irse, pues eso, se han marchado. A las 10,05 de la noche. Y la Parra todavía no ha bajado de ella. Pero es que los Plomez son mucho Plomez.