martes, 31 de marzo de 2009

EN SEMANA SANTA A LA CENIA

Supongo que toda familia tiene de cuando en cuando conversaciones que son cíclicas. No lo sé. En la mía por lo menos ocurre. "Tenemos que ver que hacemos en Semana Santa". "A ver cómo celebramos el cumpleaños de Champú".

En el segundo caso, las teorías han ido y venido con una particularidad: cuando la Parra tenía una idea, a mí se me antojaba que era mejor todo lo contrario. Básicamente, la disputa familiar está en que a Champú le invitan a muchos cumples de sus amiguitas; no va a ninguno, por cuestiones de la vida, y como no celebra nada y por tanto no invita a nade, acabará siendo la rarita de la clase. Si a eso le juntas que es la única que se sabe los bits, pues repelente que te pasas, uffffffffff hay que hacer algo. Y entonce le dices: "a ver Champú, a quien de tu clase invitamos". Y te suelta la guia telefónica. Y oiga, para eso ya tengo un bautizo y una boda este año y cubro el cupo de eventos sociales del año. Y entonces vuelves a pensar en algo familiar. Pero entonces ves que le hace ilusión. Y te haces un lio. Pero gracias a Dios, el embarazo de la Parra hace de cortafuegos y sólo de pensar que tendríamos que hacer 100 sanwiches, se le sube la pancha a las neuronas y se acabó la celebración tipo sí, sí, que vengan todos. Sólo se invitan a familiares y tres amigos. Y de los abuelos, tíos, primos, están todos invitados por su puesto.

Otra gran conversación es "¿qué hacemos esta Semana Santa?". Y salen muchas posibilidades: ir a Portugal (muchos niños llorando en el coche mucho tiempo), ir a Valencia (acabamos de estar y los Itos se largan de juerga), no ir a ningún sitio (y ver cómo te desmontan la casa día a día), ir a la Cenia, etc... y al final a la Cenia donde yo descanso mucho y esperemos que la Parra También.

Y ahora a cenar que ya toca.

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