Y es que la Parra no pasa una. Pongamos un ejemplo. Ayer dejé escrito en una primera versión "Y la casa se tornó en silencio". Y lo lee la Parra (que es quien lee estos escritos mios, al menos que yo sepa). Y me contesta después de horas para parir semejante frase: "la casa no se puede tornar en silencio. Está mal escrito". "Soy un escritor libre y es un giro literario que me permito y quiero que la casa se torne en silencio", le contesto herido en mi lado creativo. "Pues ponlo como quieras pero no se puede decir". Y claro como en casa manda quien manda, la frase sufrió una reconversión para acabar en "la casa se tornó silencio".
En descargo de la Parra, debo decir que no es la única enemiga en su propia casa. Por ejemplo: comida. La Parra al Yayo: "¿quieres postre?". "No gracias, estoy lleno" contesta el Yayo. "¡¡Pues claro que quieres postre -reacciona la Yaya -.Te tienes que tomar una mandarina o un plátano. No mejor una mandarina que no comes lo que tienes que comer y claro luego pasa lo que pasa!!". Y el Yayo como quien tiene asumida su condición de dime cómo, cuando y donde lo hago, contesta: "Sí, si que quiero postre, quiero una mandarina", Y se la come.
O los Hobbits. Para ir del punto A al punto B. El bajito de Cuenca: "vamos a ir por el camino C que es más rápido". La Maestra: "pues yo iría por el camino D que es mucho más rápido". Como el Hobbit bajito de Cuenca es un osado toma el camino H, para poder escuchar durante los siguientes 20 minutos de su esposa: "lo ves?. Te lo había dicho, si es que no me haces ningún caso..." Pero los Hobbits necesitan un escrito aparte.
Vamos, que salvo Ana N, que por parte de Blue Sky sólo recibe alabanzas, el resto de los mortales tenemos al enemigo en casa y además siempre nos gana.
P.S. Ayer hizo tropocientos mil doscientos cuarenta años que le pedi la mano, el brazo y otras partes en Londres a la Parra. Está loca. Dijo que sí. Y se convirtió en la Parra. Y ya nada.
4 comentarios:
Sí, sí, muy bien Parra, métele caña a ese insensato!!!!
Besos,
Utvirentes
Tu tranquilo, que lo tengo a raya.(eso í, con cariño, siempre con mucho cariño).Miro nuestro grés-parquet en el suelo y me acuerdo de ti, Utvir.
¡¡Ay, amigo mio!! No es oro todo lo que reluce.
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