Dos y cuarenta y cinco de la mañana. Es decir en plena madrugada. Lulú ya hace noches enteras y nos da cierta tregua. De pronto se oye un grito desgarrador:
-¡¡¡¡¡¡¡Paaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaapiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!
Claro que a esas horas todo es desgarrador.
Estoy lento de reflejos por lo que se oye un segundo grito de igual intensidad que el primero.
Me voy acercando. Aún no he llegado a la habitación y el loco del Bicho me grita:
-¡¡¡¡¡Ha venido el ratoncito Pérez!!!!!! Me ha dejado cositas, pero se ha olvidado dejarme el diente nuevo.
Y hemos tenido trauma, porque claro, pensaba que el sr Pérez le iba a dejar un sobre con el diente nuevo color lila (el color de la pasta con la que se hacen las molduras de los dientes en los dentistas y que tanto le traumatizó al Bicho).
Y ha despertado a Champú para contárselo. Y los dos han decidido salir de la cama para hacer juntos pipí y beber agua. Y los dos han decidido que los regalitos del ratoncito pérez no los podían abrir hasta que se "hiciera de día que si no el ratoncito se enfada".
Y todas estas disertaciones entre los dos realizadas a 2.000 decivelios con vozdepitodelBichoquenohayquienloaguante y menos a las 2 de la mañana.
Y han decidido meterse en la cama y dormirse, no sea que el ratoncito vuelva a la habitación y se enfade y les quite los regalitos.
Y yo he asistido flipado a todo este espectáculo. Ver para creer.
Ha pasarlo bien. Un saludito a todos. Disfrutar que son dos días.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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