miércoles, 12 de agosto de 2009

RELATO DEL MILAGRO IV (y fin)

Y subió la Parra a la habitación y nos quedamos los dos embobados mirándola, tan feita, tan pequeña, tan indefensa.

Y los sentimientos de paternidad y maternidad son distintos. La Parra podría decirle cosas de vieja conocida, de una relación muy intensa madre e hija, muy íntima. Pude decirle cosas tales como: "ya te voy a dar yo patadas en el hígado". O "cuando seas mayor espero te acuerdes de los hinchazones de los pies que me provocaste, y de las noches de insomnio". Pero no le dice nada de eso, le mira con ojos de "ya era hora, qué ganas tenía de verte", y le dices cosas de esas muy muy de madre.

La relación paterno - filial, al menos para mí comienza en el parto. Le has visto en las ecografías, pero era un ser que tenía que venir, que tenía que llegar, con la que aún no podías relacionarte aunque sí quererla de un modo un poco teórico. Pero ahí la tienes. Ya sabes que depende de tí, que te necesita y que no le puedes fallar. Es algo muy fuerte.

Y una vez pasado el primer impacto, toca decir al mundo que ya ha nacido, para satisfacción de las compañías telefónicas que se ponen las botas con las llamaditas y los mensajitos. Pero es lo que hay y hay que hacerlo.

Y luego la presentación a los hermanos, emocionados, queriéndole coger en brazos los mayores y Ronron a su bola; Y los dos mayores le dimos un bibe a Lulú y se sintieron importantes, hermanos mayores. Y Champú muy muy contenta.

La anécdota de éste momento es que al Hospital les trajeron los Itos. Y para que fuera un momento muy familiar y sin distracciones, les pedí a los Itos que no subieran. Y ellos -como siempre- encantados. Y cuando estamos en éste momento íntimo, familiar, me doy cuenta que a los pies de la cama de la Parra hay una señora de la limpieza llorando a moco tendido y diciendo: "es tan bonita la escena que no puedo aguantarlo". Y yo para mis adentros pienso, no dejo que los Itos suban para que sea algo muy muy personal y me encuentro a ésta llorando en la habitación. Eso es falta de tacto, por mucha lágrima que suelte, y lo demás son tonterias.

Esta tarde se nos ha abierto un poco el cielo, por lo que a la piscina que nos hemos ido un rato. Y como promete más abierto en los próximos días, más piscina que podremos hacer.

Y mañana más. Hasta mañana.

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