Nos podemos quejar la Parra y yo. Pero serán quejas de vicio. Ayer dejamos estas Parramanchadas con los niños durmiendo. Y así me despedí de vosotros.
A las 12 de la noche los despertamos y los montamos en el coche.Y les dijimos que se tenian que volver a dormir, para hacer el viaje de dos horas y al llegar a casa de los Itos volver a despertarlos para subir con los Itos y meterse en la cama y ya dormir hasta el día siguiente.
Toda esta operación hecha sin una protesta, sin una queja, como si fuera un juego. O lo más normal del mundo. Y luego nos quejamos de ellos.
Como hoy en el viaje de vuelta. Nos montamos en el coche y sólo se oye un "mami ponme para atrás que quiero dormir", pero no hay una queja, ni un lloro. Para ellos el coche es parte de su vida. Y una parte muy importante. El único que queda por acostumbrase es Patato.
Y Lulú. Que se pasa el viaje cantando sus cosas y hablando ella con ella misma que no hay quien la entienda.
Y por hoy nada más. Mañana será otro día. Hasta mañana.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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1 comentario:
Qué buenos son!!! Me pregunto a quién habrán salido: A la madre, claro, jajajajaja!!!
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