sábado, 6 de marzo de 2010

PRISAS QUE MATAN LA EDUCACION

Lulú ya dice papá. Es que es lista la chica. En realidad más que papá dice pa-pa-pa-pa cada vez que me ve. Pero se le ven maneras a esta chica. Y por fin ya hace algo más que dormir: intenta sentarse, con poco éxito pero lo intenta.

Pero hoy en realidad quería hablar d elas prisas que todos tenemos y que hacen que en realidad no vivamos. Bien es cierto que las nuevas comunicaciones nos han acercado a todos mucho, incluso a los no deseados. Antes te llamaban por teléfono a tu casa, atendía la llamada tu hermano y si no querías se lo decías a tu hermano que le comunicaba al plomez de turno: "dice mi hermano que no está y que llegará muy muy tarde". La otra vía de comunicación era la carta a través de correos, que tenía la ventaja de darte tiempo a pensar mucho lo que decías, cómo lo decías, con lo que estaba todo más mascado. Y lo normal era contestar a las cartas, agradecerlo, hacerle saber al interesado que te ha llegado.

Pero con el correo electrónico ya no. Parece que las normas mas elementales de educación no van con el correo que te remiten a través de internet. Y la culpa la tienen las prisas. Y la inoportunidad del correo. A mí me pasó una vez. Recibí un correo de un amigo invitándome a una comida tres dias después. Me pilló a mitad trabajo y pensé "luego contesto". Ese luego llegó cuatro dias después, cuando ya había pasado un día de la comida. Y me tocó llamar, disculparme y quedar como un tonto. Porque claro, o te haces el loco y dices algo así como "a mi no me llegó nada" con lo que mientes como un cpochino y a mí se me nota mucho, o dices la verdad y vomitas el clásico "se me olvidó".

A la Parra le pasa con el grupo de locas: les encía un email citándolas para una comida/cena y n o contesta nadie diciéndole algo del tiò "he recibido tu correo, ya te contestaré" o algo parecido. Y no es maldad, son las prisas, el luego lo haré.

Y todo esto viene porque el otro día envié un correo electrónico a todos los cosanguineos o afines de la Parra hasta el segundo grado de parentesco cuyo email poseo. Era un correo chorra, de esos que no merece ni contestación porque comunicaba una cosa de trabajo. Pero nadie ha contestado. Los diez remitentes a los que se envió el correo entran en mi grupo de ser sujetos a los que las prisas les come. Ni un comentario de "recibido", "ya estamos fichados", una bloma o una chorrada. No nos cabe. Somo gente demasiado ocupada.

A mí me ha hecho pensar, porque yo soy igual. Si las prisas no nos dejan espacio para las relaciones personales, familiares o de amistad, ¿para qué corremos?¿cual es nuestro fin?

Y después de semejante disertación me voy a hacerle pelitos a la Parra que me reclama desde el sofá. Son los momentos nescafé: niños acostados, una buena serie, unos buenos pelitos y en cinco minutos la Parra roncando.

Hasta mañana. Que descanseis.

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