Casi hemos conseguido la normalidad absoluta. Falta el Bicho que hasta la semana que viene no empieza por la tarde. Pero Tato y las chicas ya tienen clase por las tardes, lo que nos facilita la normalidad más absoluta.
El Bicho es ahora mismo el rey de la casa. Voy a por él en moto a la parada del autobus y me lo traigo, come sólo con los papás por lo que está encantado.
Y los lloros se van apagando. Algún amago por parte de Tato y de Lulú, pero poca cosa. Ya son lloros residuales.
Y por hoy nada más. Mañana será otro día. Hasta mañana. Ciao.
lunes, 10 de septiembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario