miércoles, 8 de diciembre de 2010

DESPEDIDAS LACRIMÓGENAS

Ayer la despedida era de película romántica de esas de muchas lágrimas, tipo ¡qué bello es vivir! donde todos al final lloran como locos, hasta los que dicen que ellos no lloran.

Eran las 13,05 pm. En la calle la Ita llora por nuestra marcha. Llora con la discreción de no preocupar a los niños. Mi alma también. También discreta. Pero Ronron no tiene medida ni para eso. Se pone a llorar a berrido limpio, mientras la Parra y yo nos decimos, sin piedad por cierto: "pues va a ser que esta en el fondo también tiene sentimientos". Y el Bicho llora también. Y yo pienso: pues sí que estamos bien con tanto lloro. Todos lloran.

No llora Lulú, que a fecha de hoy le importa un bledo donde esté, siempre que le den de comer. Para la comida -lo hemos vuelto a descubrir- no hay amores paternos ni maternos. Su amor es por quien le de la comida. Mientras llegue a su estómago lo demás da igual.

No llora Champú, porque vamos a un cumple de una amiga suya. Pero va preguntando que cuándo volvemos a casa de los Itos.

Y hoy nos hemos ido los enanos y yo a trabajar. Mañana tenemos siete y no nos cabían, por lo que hoy hemos agarrado el coche y pa allá que nos hemos ido. Según Champú hemos trabajado para poder hacer multideporte, que es una actividad extraordinaria del cole, a la que les hemos explicado que no se pueden apuntar porque no hay pasta. Y ellos, piensan que todo lo que hagamos será para pagar el multideporte. Les hemos dicho que se lo pidan a los reyes magos, a ver si hay suerte.

Y mañana será otro día. Hasta mañana.

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